Desde enero de 2021 no publicaba nada en el blog, ni siquiera los anuncios del taller. Y es que, curiosamente y pese a los sobresaltos pandémicos, ha sido un período más bien pleno de rutina, solo que ahora esa rutina se introduce en nuestras casas a través de una pantalla.
Pero no vayan a pensar que quiero aburrirlos metiéndome a debatir acerca de las ventajas y desventajas de las tecnologías, algo que a estas alturas no tiene gran sentido... Mi intención es solo constatar que ha pasado más de un año desde la última publicación en este blog, y que ese tiempo se nos ha esfumado sin darnos cuenta... por lo menos a mí.
Voy a tratar de retomarlo, mientras tanto les comparto una leyenda que me he encontrado en un almanaque literario argentino de 1904.
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