(cenicienta)
Sonaron las doce campanadas y el príncipe escapó por la ventana. Cenicienta se acercó al espejo y vio cómo su cutis perdía su tersura y daba paso a los primeros pelos; cómo su pecho volvía a quedar liso y sus caderas tornaban a su forma original. Antes de dormirse, bendijo muchas veces a su hada madrina.
Luis Arturo Ramos.
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