Supongo que al leer el título de esta entrada muchos recordarán las Instrucciones para dar cuerda al reloj o tal vez el reloj-alcachofa del cronopio, ese reloj que, al terminar de dar las horas, se puede comer con aceite, vinagre y sal. Les dejo aquí un texto un poco menos conocido de este autor, entre los que dedicó al tema de los relojes, y que he tomado de la revista EL CUENTO.
Por si resultara poco legible en la imagen (aunque se puede agrandar), lo transcribo aquí:
RELOJ CARNÍVORO
Se sabe de un viajante de comercio a quien le empezó a doler la muñeca izquierda, justamente debajo del reloj pulsera. Al arrancarse el reloj, saltó la sangre: la herida mostraba la huella de unos dientes muy finos.
Julio Cortázar
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